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La grasienta gordura cerebrobarrigal

El Cayapo


Nosotros los pobres, podemos combatir toda la vida y ganar miles de batallas al humanismo, como lo han demostrado pueblos enteros, Unión Soviética, China, Vietnam, Cuba, y otros, pero si no creamos otra cultura, el humanismo terminará ganándonos la guerra, porque lo único que vence a la inmensa fuerza de la costumbre, es la creación de otra cultura, de otra costumbre.

Si como pobres, seguimos aspirando a vivir como dueños, creyendo en los museos, en la intelectualidad, en el conocimiento del poder, estamos jodidos, si seguimos citando libros, si seguimos diciendo que la ciencia es una maravilla, estamos jodidos, porque nunca vamos a pensar para nosotros, no vamos a pensar por nosotros, porque estaremos pensando con cerebro prestado, porque todo el conocimiento que nosotros tenemos es prestado e interesado.

Que pensemos de la manera como pensamos; seamos poeta, científico, pintor, músico, profesional, tecnócrata, burócrata, del nivel que sea, no pensamos ni actuamos en función de nosotros mismos, aunque lo creamos; sino porque nos pagan un salario, porque obtenemos un beneficio del sistema donde vivimos, y eso no lo obtenemos por cara bonita, lo obtenemos por un conocimiento poderoso que nos enseñaron a transmitir; conocimiento aprendido en el aparato escolar, para mantener la esclavitud, en todos los niveles del hacer cotidiano y por eso, el poder nos paga, porque el poder no paga para que estemos en su contra, el poder paga para que por ejemplo hoy, digamos que el gobierno es una mierda y hay que tumbarlo, para eso si paga el poder, por eso vemos a toda la clase media tratando de suicidarse, alimentando delincuentes mercenarios, que después terminan descuartizándole; rezando para que los gringos nos invadan, porque en definitiva, a esa clase media jarta de consumo, le sabe a mierda que a los hijos se los violen, siempre y cuando les garanticen, no importa a qué precio, su grasienta gordura cerebrobarrigal.

En este hoy, aunque es un tiempo de fracturas y rendijas, que se abren producto de la necesidad de reacomodo del humanismo y su aparato de producción, el capitalismo; seguimos analizándonos como individuos, defendiendo en nombre de la clase, posiciones ideológicas foráneas, todas teñidas de viejos odios y afectos, que nunca nos han beneficiado y no nos analizamos como miembros de una clase, que puede asumir el papel histórico, de crear otra cultura radicalmente distinta a la cultura de guerra que existe, desde hace aproximadamente, quince mil años. Ninguna clase ha estado predestinada a ser nada en el futuro, sino lo que ella misma pueda decidir o lo que otra clase decide por ella, en nombre de lo que sea.

Los pobres tenemos la gran oportunidad de poder crear lo distinto, sin el tutelaje de ninguna clase o institución, aquí ya no necesitamos ir de la mano con nadie o que nadie nos lleve de la mano, o que nadie nos proteja, y la demostración palpable es que a este gobierno lo pusimos nosotros y somos nosotros los únicos que lo queremos y protegemos.

Los pobres debemos decidir por nosotros mismos; nos debemos obligar a pensar, a no andar buscando reivindicaciones, ni más, ni mejores salarios, ni que otros nos salven y nos quieran, porque eso le sirve a los dueños de los gremios para chantajear al gobierno y mantenernos aferrados a la esclavitud. Soñar lo distinto, es nuestra tarea histórica; en medio del gran desastre que hoy significa, la cultura humanista.

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